La endodoncia, lo que llamamos en el argot popular “matar el nervio”, permite recuperar piezas dentales gravemente dañadas. Dientes, que por su nivel de deterioro, dábamos por perdidos. Esta técnica tradicional de la odontología se está beneficiando de los últimos adelantos tecnológicos.
El tratamiento de endodoncia forma parte de la odontología conservadora. Un enfoque de la salud dental que pretende conservar y restaurar en la medida de lo posible nuestra dentadura original.
Se han dado avances cualitativos en la implantología y en la colocación de prótesis dentales. Pero, por muy buenas que sean las prótesis, ninguna dentadura postiza, ni total ni parcial, podrá igualar en resistencia y funcionalidad a nuestros dientes originales.
A menudo no somos conscientes del tesoro que tenemos en la boca. Una composición viva de órganos masticadores y trituradores, nuestros dientes, perfectamente adaptados a nuestra alimentación omnívora. Con piezas dentales diferentes en la que cada una de ellas cumple una función.
Por esta razón deberíamos cuidar nuestros dientes como se merecen. Con el mimo y la atención que requieren. Seguir una rigurosa higiene dental, hacernos una limpieza profesional al menos una vez al año y visitar al dentista para hacernos un reconocimiento rutinario cada 6 meses.
Si nos hemos descuidado en nuestras responsabilidades con nuestra boca o si hemos contraído una enfermedad, debemos salvar nuestros dientes en la medida de lo posible.
En este sentido, los odontólogos Gerardo Bassanini, y su hijo Jon Bassaninni, directores de Quintana 1 Dental, una clínica dental de Argüelles, que lleva más de 35 años cuidando de la boca de los vecinos de este popular barrio de Madrid, afirman que la endodoncia consigue recuperar dientes que dábamos por perdidos, recuperando la funcionalidad de la boca y evitando otros tratamientos que nos resultarían más costosos.
Como veremos a continuación, la endodoncia también se beneficia de muchos adelantos tecnológicos aplicados a la salud dental.
La caries, la causa principal, pero no la única.
Las caries son la causa, en la mayoría de las ocasiones, de que nuestros dientes se nos echen a perder.
Algunos estudios señalan que el 94% de los adultos jóvenes de nuestro país tienen caries, unos 11 millones de personas. Muchos dentistas opinan que casi el 100 % de la población adulta española padece caries a un nivel u otro. A esto habría que añadir unos 450.000 niños menores de 12 años. Uno de cada tres niños menores de 6 años tiene caries en los dientes de leche. Y aproximadamente, tres de cada diez entre 7 y 12 años la padecen en los dientes recién formados.
La caries es una enfermedad lenta y silenciosa. La placa bacteriana va taladrando los dientes poco a poco, abriendo un orificio en el esmalte, que avanza más rápido al llegar a la dentina, una capa menos fuerte.
Percibimos los efectos de la caries cuando el agujero ha llegado a la pulpa. El conducto interior del diente que aloja las terminaciones nerviosas y los vasos capilares. Es ahí cuando padecemos el insufrible dolor de muelas, y cuando es posible que se produzca una infección.
La reacción normal sería arrancar la muela dañada. Pero el dentista, si puede, intentará recomponerla.
Esto es lo que sucede la mayoría de las veces, pero no siempre. Los dientes pueden sufrir traumatismos o golpes que dañen la pulpa y que hagan aconsejable practicar una endodoncia para que las bacterias no la ataquen.
En algunos de estos golpes se producen pequeñas fisuras que deja desprotegida la parte interna del diente.
En las restauraciones profundas, que obligan a trabajar cerca de la pulpa, aunque esta no esté dañada, también aconsejan practicar una endodoncia.
Los medios de diagnóstico por imagen.
Uno de los adelantos tecnológicos que han multiplicado la eficiencia de la endodoncia son los medios de diagnóstico por imagen. Como nos explica la web de información de salud Medline Plus, estos medios, que se han desarrollado gracias a la tecnología digital, permiten a los odontólogos conocer en profundidad el estado de la dentadura del paciente, valorar el alcance real de los daños y planificar acciones y tratamientos de una forma precisa.
Entre estos medios tenemos las radiografías, las tomografías computarizadas (TAC) y la tomografía computarizada de haz cónico (CBCT).
Las radiografías de rallos X proporcionan una primera información. Estas radiografías pueden ser de diferentes tipos: Periapicales (que estudian un diente o un grupo de dientes seleccionados), Interproximales (que permiten detectar caries en los espacios interdentales) o panorámicas (que dan una visión completa de la boca).
El TAC dental proporciona una visión tridimensional de los dientes y de sus estructuras internas por ordenador. Al ofrecer una imagen computarizada, el dentista puede aumentar el Zoom o alejarlo obteniendo una visión más exacta.
La tomografía de haz cónico CBCT ofrece unas imágenes aún más detalladas que el TAC, aunque se usa sobre todo para planificar implantes, nos puede ofrecer información útil sobre el alcance real de una caries o de un traumatismo.
Con toda esta información combinada, el odontólogo puede anticiparse a los problemas y actuar antes de que el daño se agrave. Podrá detectar los dientes donde es adecuado practicar la endodoncia y planificar de manera milimétrica la reconstrucción del diente.
¿Qué es la endodoncia?
Como cuenta la web Top Doctors, la endodoncia es una operación en la que el odontólogo extrae la parte de la pulpa dañada o infectada por las bacterias; o la que corre riesgo de ser dañada en breve, para poder restaurar o reforzar el diente.
La palabra operación nos genera cierta alerta. Debemos saber que la endodoncia es una acción bastante habitual en la odontología y que no suele representar ningún riesgo. Es una técnica bastante segura.
Se realiza con anestesia local, en la que el paciente permanece despierto y consciente en todo momento.
Tras aplicar la anestesia, el odontólogo hace una perforación en la corona del diente para acceder a la pulpa. Extrae la pulpa en su conjunto o la parte dañada y limpia la cavidad de baterías. A continuación sella la cámara del diente con un material termoplástico (gutapercha) y cierra el orificio abierto con un cemento de obturación.
Por lo general, en una sesión, la endodoncia está lista. Ya tenemos el diente preparado para poder reconstruirlo.
Como vemos, no hemos matado ningún nervio, lo que hemos hecho ha sido extraer y limpiar la pulpa dañada, y sellarla para que no se vuelva a infectar.
Técnicas de reconstrucción del diente.
La endodoncia nos he permitido salvar el diente, evitando su extracción. Ahora necesitamos reconstruirlo para que recupere la funcionalidad. Para ello, el odontólogo utilizará la técnica que mejor se adapte a la situación en la que se encuentra la pieza dental.
Una de las soluciones más utilizadas es la obturación con composite. Lo que conocemos como empaste. Consiste en rellenar los agujeros con una resina bio-compatible y resistente que se llama composite. Un material ampliamente utilizado en odontología. Por medio de unas micro-fresas, el odontólogo le dará la forma adecuada.
Cuando el diente ha perdido mucha estructura, se inserta un perno de fibra de vidrio o de metal en el conducto radicular para reforzar el diente desde dentro. Posteriormente, se reconstruye la pieza con un empaste o con una funda.
La funda se encarga a un laboratorio protésico dental y se fabrica con algún material cerámico: circonio o porcelana.
Para casos intermedios se utilizan incrustaciones fabricadas en un laboratorio protésico. Son como trozos de diente que se encajan en el diente original como si fuera un rompecabezas. Las incrustaciones se fijan por medio de un adhesivo especial.
Los beneficios de la endodoncia.
A pesar de que la endodoncia no es el tratamiento dental más popular, tiene grandes beneficios para la salud de la dentadura. Estos son los más destacados:
- Conserva el diente. Permite mantener el diente original, evitando la extracción.
- Elimina el dolor de muelas. Al retirar el tejido infectado, desaparece el dolor agudo causado por la caries profunda y la infección.
- Previene infecciones mayores. Al extraer y sellar la pulpa, se elimina el foco de infección.
- Restablece la funcionalidad del diente. La endodoncia es el primer paso hacia la reconstrucción del diente deteriorado. Terminado todo el tratamiento, volveremos a masticar y hablar con normalidad.
- Preserva la estética dental. Evitaremos huecos en la sonrisa y que los dientes se desplacen para cubrir el espacio que ha quedado vacío.
- Es un tratamiento duradero. La endodoncia suele ser definitiva y los tratamientos de reconstrucción duraderos.
- Es más económico que un implante. Aunque es un procedimiento especializado, es más asequible que la extracción y posterior colocación de un implante.
- Previene problemas sistémicos. Evitar infecciones bucales puede proteger la salud general, ya que las bacterias que han llegado a la pulpa pueden entrar en el torrente sanguíneo provocando problemas cardíacos y otras enfermedades sistémicas. Una relación que está investigando una parte de la comunidad médica internacional.
Si bien se están dando importantes avances en diferentes campos de la odontología, recurrir a tratamientos más tradicionales como la endodoncia permiten que nuestra dentadura vuelva es estar sana y fuerte.