Las gigantes temperaturas que caracterizan a los altos hornos permiten un sinfín de aplicaciones que contribuyen a la creación de multitud de objetos e infraestructuras de acero que son utilizadas, por ejemplo, para aumentar la seguridad en las carreteras o para garantizar la funcionalidad de las mismas. La producción de la industria del acero, a su vez, también posee una importancia sublime en cuanto a lo que a las ciudades se refiere, ya que muchos de sus edificios no se sostendrían sin las estructuras propias de este material.
A pesar de la citada importancia que tienen los productos de acero para comprender nuestra vida diaria, es justo decir que sus procesos de producción pueden ser extremadamente peligrosos debido a esas altísimas temperaturas que citaba con anterioridad. ¿Qué se puede hacer para combatir un peligro de tales dimensiones? La adquisición de una cámara termográfica es la solución adecuada para ello.
He dedicado buena parte de mi vida a trabajar en la industria del acero. La empresa de la que actualmente soy director se dedica a la construcción de farolas y quitamiedos para su posterior instalación en diferentes carreteras, autopistas y autovías españolas. Es por eso por lo que conozco de primera mano esos riesgos que implica la realización de un trabajo como éste y de cuáles son los mejores métodos para evitarlos.
Por eso, en cuanto fui nombrado director de nuestra entidad pensé inmediatamente en conseguir todo lo necesario para que esa seguridad se convirtiera en una auténtica realidad. Y para ello pensaba que la instalación de las cámaras termográficas en nuestros hornos sería una gran apuesta, la primera que realizaba en un cargo como el que poseo.
Daniel, uno de los consejeros de la empresa, se encargó de asesorarme en esta cuestión. Suya fue la idea de contactar con Ibertronix, una entidad dedicada a la construcción y venta de cámaras como las que estábamos buscando y que eran realmente útiles para la prevención y la detección de incendios cuyas consecuencias económicas y humanas no seríamos capaces de prever.
Seguí su consejo y contacté con dicha empresa para preguntar por precios y condiciones de garantía. Al conocer todo ello de primera mano, no dudé ni un instante y compré personalmente un par de ellas para la mejor realización de nuestro trabajo. Me resultaba increíble el bajo coste que nos iba a suponer la compra en comparación con la tan importante función que iban a desempeñar las cámaras en los procesos de producción de la compañía.
Adiós a cualquier incidente
Después de instalar correctamente nuestras nuevas cámaras termográficas, llegó el momento de comenzar a operar con esa garantía de seguridad de la que hacían gala desde Ibertronix. Y, efectivamente, nos dimos cuenta de que con ellas era posible conseguir un control mucho más riguroso del modo en el que trabajamos con el acero para formar los productos que vendemos.
Ese control nos permite presumir, a día de hoy, de ser una empresa que no ha sufrido ni un solo incidente en largos años de experiencia y cuidadoso trabajo en la fabricación de elementos para las infraestructuras viales y urbanas. Conscientes de lo peligroso que es padecer algún tipo de contratiempo en un sector como este, hemos sabido anticiparnos de la mejor manera y con la colaboración de los mejores profesionales en cuanto a la prevención de incendios.
Ser seguros ha hecho que se eleven las expectativas de negocio que manejamos. Es evidente que cuando el Estado ha de confeccionar todo lo referente a sus carreteras, confía en entidades cuya seriedad sea digna de mención. Por eso sus representantes se fían de nuestro trabajo. Como director de mi empresa puedo asegurar que he trabajado con esa seriedad como estandarte. Y el aumento de la confianza que en nosotros han depositado los clientes (como el propio Estado, entre otros) avala mi postura.