La importancia de un buen asesor financiero

En la actualidad existe una gran crisis financiera a nivel global que hace que muchas empresas pasen por momentos complicados y esto no solo afecta a pequeños y medianos comerciantes, sino que incluso a grandes multinacionales y bancos como el caso estadounidense que a todos se nos viene a la cabeza y que a pesar de que no conozcamos el caso a fondo nos suena la gran quiebra de Lehman Brothers producida hace ya ochos años en los momentos iniciales de esta recesión económica, es por este motivo por el cual si no queremos que nos acurra lo mismo aunque a la escala en la que trabajemos, debemos contar con los mejores asesores financieros que podamos contratar como lo son Cetefin y es que con ellos tendremos a un personal de confianza el cual nos guiará para tener una gran viabilidad y solvencia económica.

Nadie se libra en los momentos más complicados y es que tal y como os hemos avanzado, hasta los más grandes y en teoría mejor preparados para defenderse ante crisis pueden sufrir vulnerabilidades en un determinado momento, que mal gestionadas pueden abocar a la compañía a bajar la persiana y echar el cierre. Por este motivo y para que no nos ocurra lo mismo, os recomendamos encarecidamente contar con el apoyo y confianza de profesionales que nos asesores en los temas financieros que a nuestra empresa conciernan a fin de evitar sustos en el futuro. A pesar de esto y si por desgracia no hemos conseguido superar esta época desfavorable, a continuación, os contaremos algunos de los pasos más importantes a seguir si nos vemos abocados a iniciar un concurso de acreedores.

En caso de que nuestra compañía se vea obligada a solicitar un concurso de acreedores debemos tener en cuenta que este puede ser de dos formas diferentes, forzoso, en caso de que lo solicite un acreedor o socio disconforme con la directiva y que aprobará o no un juez en función de la información que consiga recabar. Por otra banda, la solicitud de concurso puede ser voluntaria si lo hace uno de los responsables de la sociedad al conocer el posible punto de no retorno que provoque la quiebra de la compañía. Sea declarada o no esta quiebra, el empresario debe comunicarla obligatoriamente puesto que de no hacerlo se considerará responsable de provocar esa situación y con ello llevará imputaciones penales y multas puesto que se sobreentiende que lo habría hecho con fines ilícitos.

Una vez tengamos claro la forma en la que se va a presentar la instancia, deberemos acompañarla en un plazo de dos meses desde que hemos conocido la quiebra la declaración de legitimación del concurso, un inventario de bienes y derechos, un listado de acreedores y una memoria económica en el juzgado mercantil de nuestra provincia. Tras este trámite será el juez encargado el que determine si el concurso sigue adelante o no y de prosperar se publicará en el BOE, momento a partir del cual los acreedores podrán presentar la solicitud de cobro de deudas justificadas correctamente. Una vez comprobadas las solicitudes, el magistrado nombrará un administrador el cual se encargará de negociar las deudas de la compañía.

En caso de llegar a un acuerdo en esa negociación se firmará un convenio del concurso con los plazos y cantidades nuevas pactadas y si es posible y el administrador lo consigue, la compañía volverá a recuperar la normalidad de su actividad poco a poco.

 

Las diferentes fases del concurso de acreedores

 

Durante un concurso de acreedores al uso podemos diferenciar cuatro fases distintas por las que debemos pasar, en cualquier caso. La primera de ellas son los actos previos que debemos llevar a cabo como la presentación de la solicitud y documentación. El segundo acto es una fase común a todos los procesos concursales y que se extiende desde la admisión del proceso hasta el momento concreto en el que se entrega el informe de situación. Continuamos con el tercer paso, el de la resolución, momento en el que sucederá una de estas dos cuestiones, por un lado, que se liquide la sociedad y por otro que se opte por un convenio de acuerdo y se trate de devolver a la normalidad la situación de la compañía, aunque si esto no se consigue, se iniciará un proceso de liquidación total. Terminamos con la cuarta y última fase y es que será en este punto en el que determinaremos las responsabilidades que puedan surgir de llevar a esta vía muerta a la empresa. En este momento serán los jueces los que se encarguen de determinar el grado de responsabilidad de cada uno de los dirigentes de la compañía y tras valorar las diferentes causas, comunicará las sanciones pertinentes que pueden ser tanto monetarias como penales.

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