La higiene es uno de los factores de atención prioritarios dentro de una empresa. El adecuado mantenimiento de la higiene industrial es un elemento fundamental en el proceso de prevención de riesgos laborales, ya que su cometido implica tareas como la anticipación, la evaluación y el control de los posibles riesgos para la salud de los trabajadores y del ciudadano o el posible perjuicio del entorno medioambiental, todo ello consecuencia posible y derivada del desarrollo corriente de la actividad económica de la entidad.
Entre las muchas variantes que comprende el mantenimiento de la higiene laboral, destaca el relevante papel del sector industrial de la limpieza, responsable de facturar alrededor de 6.000 millones de euros anuales y de ofrecer empleo a casi 500.000 trabajadores bajo multiplicidad de regímenes de contratación. La limpieza industrial comprende áreas tan diversas como la limpieza y acondicionamiento interior de edificios (grandes superficies, comercios, oficinas, organismos públicos, establecimientos empresariales, bloques de residencias…), la limpieza de fachadas públicas y privadas, la cristalería, el tratamiento higiénico de instalaciones (hornos, calderas, chimeneas, conductos de ventilación, extractores de aire…) y los servicios de desinfección biológica (desinsectación, desratización y control de plagas en edificios públicos y privados, medios de transporte, espacios urbanos al aire libre…).
Solidez presente, prosperidad futura
El sector de la limpieza industrial encuentra su núcleo principal en la limpieza de oficinas y locales –más de las tres cuartas partes del conjunto-, cuyo volumen ha experimentado además un incremento exponencial a medida que la externalización de estos servicios se ha ido convirtiendo en práctica habitual. Otra consecuencia de esta corriente es la progresiva especialización de estos servicios de limpieza según sectores concretos y con un grado de complejidad más elevado (hospitales, producción industrial, laboratorios químicos…). Aquí, destaca asimismo el impulso que propician los procesos de formación continua, la adquisición de nuevas tecnologías más rentables y capaces y la investigación y fabricación exclusiva de productos destinados a tareas de especial dificultad técnica (fabricantes de detergentes y desengrasantes industriales como Deterin o Nurmay).
El resultado de esta especialización y mejora de la actividad es una dependencia cada vez más pronunciada de los servicios de limpieza desde el ámbito empresarial, lo que, a pesar de las modulaciones e irregularidades determinadas por los vaivenes financieros que asolan los presupuestos de los agentes productivos, asegura el asentamiento de un mercado económico estable para la limpieza a nivel industrial y, más aún, en notable crecimiento. Tanto más cuando se trata de una exigencia estipulada por la legislación pública a nivel estatal y europeo.
Esta prosperidad que se intuye en el porvenir de la limpieza industrial cobra especial relevancia si se traduce en cifras de creación de empleo, donde cabría destacar además el dato de que se trata de uno de los departamentos que favorecen la incorporación de la mujer a la escena laboral.
Medioambiente y riesgo laboral
Aunque atemperada por la preeminencia de las preocupaciones económicas en el contexto de la crisis, la eliminación de residuos perjudiciales para el medioambiente constituye una de las preocupaciones esenciales de las empresas, objeto de vigilancia estricta desde las correspondientes autoridades. En lo que respecta a la limpieza industrial, esto ofrece un doble reto, dado que su eficiencia en la prevención y eliminación de sustancias tóxicas de origen orgánico y químico comporta una tarea esencial en su desempeño. Semejante exigencia significa que la empresa ha de alcanzar un importante nivel de especialización gracias sobre todo a la posesión de una plantilla profesional adecuadamente formada y al disfrute de los medios técnicos necesarios para satisfacer las demandas de la empresa contratante por un lado y de la administración pública por otro. No obstante, las dificultades no terminan aquí. Los productos empleados en la actividad de limpieza han de ser a su vez sostenibles en el plano ecológico.
Otra de las secciones de especial atención para el sector de la limpieza industrial es el de la prevención de riesgos laborales, definida como “el conjunto de actividades o medidas adoptadas o previstas en todas las fases de actividad de la empresa con el fin de evitar o disminuir los riesgos derivados del trabajo”. La creación de un ambiente laboral seguro, accesible y respetuoso con el trabajador es un punto básico en el programa de constitución y mantenimiento de una empresa. Es, además, una cuestión que se ha de abordar a priori. La limpieza, por tanto, juega un rol esencial en este sentido. La correcta disposición de las instalaciones desde una perspectiva sanitaria, la eliminación de focos de contagio biológico, la erradicación de materiales potencialmente peligrosos pasa en gran medida por contar con los servicios de limpieza adecuados.
El material de limpieza como punto clave
La atención de esta problemática, que supera las meras intenciones cosméticas para instalarse en el área de obligaciones imprescindibles de la acción empresarial, codificada incluso por la legislación, no puede dejarse al azar o al albur de los ritmos económicos de la entidad. La previsión de una partida autónoma de financiación dentro de los presupuestos se erige como requisito urgente en el que no conviene escatimar. Esto significa también la necesidad de adquisición de unos servicios que cumplimenten con eficiencia y minuciosidad los requisitos de limpieza industrial demandados. Uno de los puntos clave dentro de este campo es la compra y la utilización de los productos de limpieza industrial adecuados a estos estándares de higiene pretendidos. Así las cosas, el problema de la limpieza en el caso del sector industrial no es ya una cuestión de imagen o de política empresarial, sino un asunto prioritario e imprescindible codificado por la ley. La inversión en detergentes industriales de calidad no es un capricho, ni un derroche, sino que supone un factor crucial a la hora de dar debida satisfacción a estos objetivos primordiales de asepsia, salud, seguridad e incluso pulcritud estética –un buen fabricante de detergente garantiza el acabado perfecto sobre materiales de limpieza dificultosa como las manchas químicas y producidas por agentes biológicos sobre superficies corrientes en la construcción como el cemento y el hormigón-. Otras materias primas básicas en los que no se debe escatimar gasto serían los desengrasantes industriales, claves en la eliminación de riesgos laborales derivados de la contaminación producida por posibles fugas de materiales oleosos –lubricantes, aceites, petróleo-.