Vivimos obsesionados con la seguridad física, laboral, financiera… y la verdad es que no es para menos. Es muy difícil tener una vida plena y tranquila si no hay nada que nos garantice esa seguridad y ese es el motivo por el que prácticamente todo el mundo intenta garantizar que no haya nada que le pueda generar un imprevisto en cualquiera de las esferas de la vida. No cabe la menor duda de que es más fácil enfrentarse al día a día sabiendo que hay algo que nos protege que de otra manera. Prácticamente todo el mundo puede garantizarlo.
Cuando se es dueño o dueña de una gran empresa o un pequeño negocio, la verdad es que esa obsesión por la seguridad se multiplica de una manera tremenda. Y la verdad es que no nos extraña en absoluto. Un comercio es como nuestra propia casa. Es lo que nos da de comer y lo que nos permite que hagamos posible todos nuestros sueños. Y con eso no se juega. Precisamente por eso, procuramos siempre que no haya ninguna duda al respecto de la importancia de la seguridad y de que hay que invertir lo que sea necesario para hacerla posible.
Por este tipo de cuestiones nació, hace ya muchísimo tiempo, la figura del vigilante de seguridad, que no es otro que el que garantiza con su mera presencia que no se produzcan robos o cualquier tipo de daños a las instalaciones de las empresas y comercios de todo el mundo. Suelen ser habituales sobre todo en espacios grandes, como fábricas, almacenes o plataformas logísticas. Su labor es imprescindible y valiente. Por eso, se han ganado el respeto entero de una sociedad que confía ahora más que nunca en ellos. Es más que merecido.
Los vigilantes de seguridad se han convertido en una de las figuras clave en lo que respecta a la salud de un negocio. Por desgracia, son muchos los robos y ataques que siguen sufriendo las instalaciones de muchas empresas en todo el mundo, algo que ha hecho que sean cada vez más las entidades que hayan contratado a uno de estos vigilantes. Desde la Academia Marín nos han indicado que esto, además, ha hecho que se produzca un boom de inscripciones en los distintos cursos orientados a obtener la certificación de vigilante de seguridad. Las empresas requieren de personas que se encarguen de su seguridad y son muchas las personas que están dispuestas a ofrecerle este servicio. Todo el mundo sale beneficiado en esta ecuación.
Tanto confían las empresas en los vigilantes privados que el número de este colectivo ya es mayor que el relativo a la Guardia Civil o la Policía. Esto dice mucho de dos cosas: la eficacia y la eficiencia de los vigilantes privados y, por otro lado, la poca confianza que se tiene en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado. Si, en muchas ocasiones, los empresarios tuvieran que esperar a que actuaran las segundas, la verdad es que sus pérdidas serían todavía mayores. Normal que cada vez haya más gente que se decante por la seguridad privada.
El intrusismo, el principal problema en esta profesión
Es cierto que la profesión de vigilante de seguridad tiene un gran problema en la actualidad, que es el que tiene que ver con el intrusismo. Según lo que indica una noticia publicada en la web Foro de Seguridad, de los 100.000 vigilantes de seguridad que hay en este país, 40.000 no lo son realmente. Y ese es un problema a la hora de actuar, porque un vigilante no puede ser un mero actor disuasorio, sino que tiene que estar preparado para actuar si la situación lo requiere.
Es evidente que conviene no escatimar en todo lo que tiene que ver con este asunto. Si vamos a apostar por la seguridad, que sea por una seguridad de verdad. Si no, estaremos tirando el dinero. Las empresas, por suerte, están empezando a darse cuenta de lo importante que es contratar a un vigilante de los que tienen todas las certificaciones, que no forma parte de ese intrusismo laboral del que hemos hablado. Solo de esa manera estaremos proporcionando a nuestro negocio, a nuestra vida, la protección que merece y la que puede permitir que no haya ningún tipo de problema que ponga en jaque su supervivencia.
La profesión de vigilante de seguridad va a ser una de las más demandadas en el futuro porque, por desgracia, el número de delitos en España no para de crecer. Y no lo hace en ninguno de nuestros municipios ni ciudades. Es muy difícil acabar con ello, pero lo que sí podemos hacer es conseguir una protección eficaz para nuestra casa, nuestra familia… y nuestro negocio. Así, la vida se ve de otra manera y las preocupaciones no son tantas ni tan grandes.