La mayoría de emprendedores españoles prefiere las subvenciones privadas a las públicas

La llegada de la pandemia el año pasado fue un jarro de agua fría para nuestro país por muchos motivos. Como es lógico, el principal es el sanitario. Fueron muchas las personas que murieron durante las primeras semanas de la pandemia y la verdad es que no fue fácil para las familias tener que despedirse de sus familiares fallecidos casi sin poder asistir al entierro. Por otro lado, el aspecto económico ocasionado por la pandemia ha sido bastante terrible y todavía a día de hoy no hemos sido capaces de superarlo, si bien vamos dando pasitos para ello.

Son muchas las empresas que han sufrido las consecuencias de la pandemia. Primero, porque tuvieron que verse obligadas a cerrar en marzo del año pasado. Y segundo, porque no cabe la menor duda de que las restricciones que ha sido necesario promulgar para evitar contagios también les han ocasionado problemas en lo que tiene que ver con su volumen de facturación. Como consecuencia de todo esto, muchos autónomos han decidido dar carpetazo a su actividad y muchas empresas han tenido que verse obligadas a cerrar. No debe haber sido una situación fácil tanto para los dirigentes de las mismas como para los empleados.

Una noticia publicada en la página web del diario El País informaba de que el Gobierno había aprobado ayudas a las empresas por un valor de entre 3.000 y 200.000 euros, en función de las características y las necesidades de cada una y a las pérdidas que la pandemia les hubiera ocasionado. Desde luego, no cabe la menor duda de que este tipo de ayudas ha contribuido a salvar a muchas entidades de su fin, pero en muchas ocasiones no son suficientes para terminar de salir de una situación peliaguda al 100%.

Otra información, en este caso publicada en la web de El Economista, se hablaba de todas las ayudas que tendrían los autónomos a partir del mes de febrero de este año. Las prestaciones al colectivo de autónomos ascendían a 10.000 millones de euros y, además, el Gobierno daba luz verde, según se indicaba en el artículo de manera literal, a la flexibilización del cese de actividad. Como veis, todo está destinado a que las empresas tengan la capacidad de hacer frente a una situación que no ha sido fácil y que, desde luego, ha dejado a mucha gente con una mano delante y otra detrás.

Las ayudas públicas a las empresas, en muchas ocasiones, no son suficientes. Obtener subvenciones por otros medios se ha convertido en una de las cuestiones a las que los emprendedores le han dado una mayor importancia en los últimos tiempos, sobre todo con un contexto de pandemia que hace que esas ayudas sean más urgentes que nunca. Los profesionales de Ávalon Subvenciones nos han indicado que ha crecido de manera exponencial el número de emprendedores que han requerido sus servicios y a los que las ayudas públicas les han solucionado más bien pocas cosas.

La excesiva burocracia es un problema añadido

Las bajas cantidades que caracterizan a las ayudas que las Administraciones Públicas le otorgan a los negocios no constituyen el único de los problemas que tienen que ver con los emprendedores. La excesiva burocracia que se demanda desde estas instituciones hace que mucha gente pierda un tiempo excesivo para obtener un montante económico que, al final, no sirve ni siquiera para compensar el tiempo que se ha invertido en solicitarlas y obtener la documentación necesaria para ello. Como consecuencia, muchos emprendedores ni siquiera se preocupan en solicitar subvenciones públicas y deciden obtener ayudas por otro lado.

El objetivo, que no es otro que el de mantener la estabilidad de las empresas de nuestro país y hacer que el paro no aumente, se consigue más gracias a las ayudas privadas que a las públicas. Es algo que no decimos nosotros, sino que lo dicen los emprendedores, que son los que viven el día a día de su actividad. No cabe la menor duda de que este tipo de opiniones debería ser analizada por las diferentes administraciones con el fin de proporcionar ayudas que de verdad sirvieran para hacer que la mayoría de entidades se viera realmente beneficiadas de su afán de colaboración.

No cabe la menor duda de que mantener a flote a las empresas que conforman un país es la clave para hacer feliz a la gente que lo habita. Tener un trabajo es algo necesario para que la gente pueda obtener un salario sobre el cual cimentar su proyecto de vida. Sin ese trabajo, todo queda en el aire y reina la inestabilidad. Con inestabilidad, desde luego, es imposible cimentar nada. Por desgracia, son muchas personas las que han vivido esto en sus propias carnes y nos pueden hablar de ello en primera persona.

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