Contra el fraude entre los administradores de fincas

La posesión de una finca ha de ser un patrimonio privado del que disfrutar. En cambio, las complicaciones derivadas de la gestión personal de la propiedad o la desconfianza generada por el administrador profesional delegado para ello, pueden convertir una fuente de riqueza y de disfrute en una monumental e innecesaria preocupación. Por desgracia, la opacidad reinante en el sector de la administración de fincas, incrementada durante el actual periodo de crisis, convierte a las comunidades propietarias de fincas en víctimas especialmente vulnerables de las malas prácticas de los administradores a cargo de las cuentas comunes, con casos flagrantes que se extienden incluso hasta los profesionales colegiados.

Ante tal problemática, la Asociación Profesional de Administradores de Fincas (Apaf) aparece como una entidad cuya misión queda conmemorada a la defensa ética y la promoción honesta de los intereses económicos y sociales de todo administrador de fincas perteneciente a su membresía.

A través de la inscripción voluntaria o la solicitud de un presupuesto sin compromiso, realizable online a través de su página web (www.apaf.es), la asociación de administradores de fincas certifica a sus participantes y clientes la mejor gestión de fincas por medio de un asesoramiento pormenorizado y veraz en factores tan decisivos como el incentivo en el ahorro de costes, el control del gasto energético, la eliminación de barreras arquitectónicas o un experimentado servicio como Defensor de la Comunidad.

El compromiso de Apaf con la ética laboral queda de manifiesto a través de su detallado código deontológico, de obligado cumplimiento para asociados, empleados, personal y colaboradores. Una auténtica garantía de la independencia, dignidad, integridad, diligencia y profesionalidad de su cometido.

La actuación de los administradores de fincas pertenecientes a la asociación se enmarca dentro de una estricta regulación ética. De este modo, todo miembro de la Apaf adquiere la seguridad de librarse de asuntos polémicos y propensos a la aparición de irregularidades financieras y legales como, por ejemplo, el principio de cuenta única –la inclusión de todos los ingresos de todas las comunidades en una cuenta bancaria exclusiva, bajo la titularidad del mismo administrador- o la gestión integral –la elección unilateral por parte del administrador de servicios necesarios para la comunidad, como el mantenimiento, la limpieza o las reparaciones-.

Los administradores de fincas adscritos a la Apaf garantizan a sus contratantes la posibilidad de consulta a tiempo real de todas las cuentas de su comunidad, así como el fomento de la transparencia, variedad y calidad en el uso y elección de proveedores secundarios, proceso en el que en todo momento participará de forma activa el presidente o la junta general de la misma. En cualquier caso, muestra de su firme sentido de la responsabilidad respecto a su misión profesional, la Apaf cuenta con un seguro de responsabilidad civil para la reparación de cualquier negligencia posible causada por sus asociados.

Asimismo, la Apaf pone a disposición de sus clientes un servicio de solución de defectos constructivos en comunidades y viviendas particulares, tales como humedades, grietas, problemas de acústica, incumplimiento de programas de calidad, publicidad engañosa,… Un sistema integral que consiste en la elaboración por parte de un equipo de peritos de de un informe previo y gratuito y el posterior ofrecimiento de ayuda judicial y extrajudicial en caso de ser necesaria. Como una reafirmación más de la dedicación y calidad de su trabajo, el aval de éxito de Apaf se sitúa en el 90% de los casos presentados.

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