El derecho a reparar como negocio

A veces cuando voy a casa de mis abuelos en el campo, me encuentro con instrumentos y máquinas que tienen una gran cantidad de años, pero que funcionan como si fuesen el primer día. De hecho cuando comento a mi abuela que he encontrado algo interesante y que funciona, siempre dice: “antes las cosas se hacían para durar”

Y esta frase de abuela tiene mucha razón. Antes las cosas se hacían para durar, y solamente tenemos que fijarnos en elementos de uso diario para darnos cuenta de que es así. Yo soy un aficionado de las plumas estilográficas, gracias a mi abuelo quien tiene una colección muy extensa de plumas. Y lo que más me gusta es que una pluma de los años sesenta funciona perfectamente.

Hoy en día los electrodomésticos, vehículos, dispositivos electrónicos y muchas cosas más tienen una obsolescencia programada. Es decir, al cabo de un tiempo determinado, el elemento en cuestión acabará rompiéndose, dado el desgaste de algunas piezas, que se deberán de cambiar. Y en el peor de los casos se tendrá que cambiar el dispositivo que se ha roto.

La obsolescencia programada cobra hoy mucho más protagonismo debido a una batalla legal de la multinacional Apple, que quiere que no exista un Derecho para arreglar sus dispositivos. Es decir, Apple no quiere que los clientes que tienen uno de sus dispositivos los arreglen por si mismos o a través de una empresa.

Apple alega motivos de seguridad, y expresa su preocupación que existe en el caso de que unas personas ajenas a Apple toquen sus dispositivos para arreglarlos. Pero ahora tendrán que comunicar a otras compañías comuniquen a cualquier empresa de reparación para poder actuar, teniendo el consumidor la decisión si acudir al servicio técnico de Apple, o a otro servicio de reparación.

Pero otros sectores también están en contra de las reparaciones fuera de los servicios de reparación de la empresa fabricante. El sector del automóvil ha aprovechado para atar a los poseedores de vehículos al servicio técnico de los talleres propietarios, por ejemplo, restringiendo el uso del software para detectar las averías.

Cómo luchar por el derecho a la reparación

Nosotros los consumidores podemos cambiar las situaciones de dependencia a los servicios predeterminados de una marca. Pues bien, aunque tenemos que tener una seguridad en el caso de que se rompa un dispositivo, vehículo o cualquier otra cosa, tenemos que tener también posibilidades para repararlo por nosotros mismos, sin ver penalizada la garantía.

Pongo un ejemplo que seguro que a muchos lectores se darán por aludidos. Cuando compramos una casa antigua, una de las cosas que más deterioradas está es el inodoro, y en concreto la tapa. Y en muchas ocasiones encontrar piezas para reparar el inodoro, la ducha o el lavabo es muy difícil. Por suerte han nacido empresas como tapadelwater, que asientos de inodoro que encajan a la perfección en el modelo de sanitario que sea, ya que disponen asientos de inodoro para cualquier tipo de inodoro.

Para finalizar quiero romper una lanza a favor de las empresas, ya que muchas proveen recambios para sus productos. Pero también es importante criticar y pedir que cambien su modelo de negocio, para permitir que los consumidores tenemos alternativas a la hora de reparar los productos.

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