Como elegir una buena alfombra

Elemento decorativo y funcional por excelencia, la alfombra es uno de esos elementos que no pueden faltar en los hogares. Calidez, confort y buen gusto, son factores atribuibles a su presencia. Poder caminar con los pies descalzos sobre una alfombra es un lujo para muchos, la calidez que reporta, sobre todo en los fríos días de invierno es algo que a todos nos gusta sentir. La imagen de sentarse en una alfombra, junto a una chimenea o tomando una taza de café o chocolate, es inevitable cuando se habla de alfombras.

Tras consultar a los profesionales en todo lo necesario para decorar suelos y paredes Briconeo, hemos indagado un poco más sobre las alfombras y su historia. Los materiales con los que se confeccionan y aspectos que pueden ayudarte a decidir si debes colocar una alfombra en tu suelo, vestir tu habitación y como saber, cual es la mejor elección.

Al igual que Aladino volaba con su alfombra mágica, poner una bajo tus pues, puede invitarte a volar, pero con la imaginación. A llegar muy lejos, en esas frías tardes, leyendo con tus pies descalzos sobre una o incluso, haciendo ejercicios en el suelo, sin sentir su frialdad y su dureza. Las alfombras son todo ventajas y apenas inconvenientes.

El objetivo principal por el cual nacen las alfombras, era protegerse contra el inevitable frio. Los suelos siempre han sido algo inhóspito para nuestros pies. Sobre todo, en esos tiempos en los que el ser humano, no gozaba de suelos, si no de tierra y piedra para pisar. Con el paso del tiempo, a partir del siglo XVI, la confección de alfombras, pasa de ser una necesidad a convertirse en una verdadera muestra de arte, donde la especialización y la sofisticación, se tornan inevitables. No en vano, en la actualidad, se consideran exponentes muy elevados del arte y la cultura oriental, sobre todo, de la persa.

Un poquito de historia

Rozando la mitad del siglo pasado, se halló, en el valle de Pazyryk, Siberia, la que se considera la alfombra más antigua conservada en la actualidad. Conocida como la alfombra de Pazyryk, data del siglo V antes de Cristo, lo que viene a ser que tiene una antigüedad de dos mil quinientos años aproximadamente. Aunque, a decir de los expertos, su alto grado de perfección técnica, sugiere el menos diez siglos de evolución en el tejido de las alfombras para que estas, alcancen tal punto de perfección. Lo que puede indicar que el tejido de alfombras, encuentra sus inicios hace, al menos, tres mil quinientos años.

Pocas son las piezas que se conservan a parte de esta, de periodos tan antiguos. En su lugar, se conservan los documentos escritos que mencionan las alfombras como elementos ya utilizados.

Como reflejan las pinturas de la época, en el siglo XIII, las alfombras empiezan a ser conocidas y utilizadas en Europa. Importadas del lejano oriente, en donde nace y se desarrolla su, aun popular industria. Persia es el lugar de origen de estas obras de arte utilizadas para agasajar los pies descalzos y vestir los hogares.

Ciudades como Isfahán, Kashán y Kirmán, contaban con los primeros talleres que se encargaban de la producción de alfombras que se tejían, tanto para los nobles como los particulares más humildes. Eso sí, siempre se elaboraban por encargo. El impulso que se le dio a la industria de la alfombra, procedía en gran medida al interés de los monarcas en las alfombras como arte. La dinastía Qajar, ya en el siglo dieciocho, siguió fomentando y apoyando a la siempre floreciente, industria.

Sin duda, el momento álgido en la exportación y, por ende, conocimiento y popularización de las alfombras, se dio en la segunda mitad del siglo diecinueve, cuando las alfombras persas, empiezan a llegar a Europa, sobre todo, a Gran Bretaña. Llegando algunas compañías británicas a contar con manufacturas propias en Irán. Lo mismo ocurrió en Francia y Estados Unidos. La alfombra, colonizaba el mundo.

Durante las dos guerras mundiales, la industria sufrió un gran declive perdiéndose en gran medida su producción. A partir de mediados del siglo veinte, se reanuda su producción, de la mano de la dinastía Pahlavi.

Como se puede apreciar, la historia de la alfombra, tiene nombre propio: la alfombra persa. Esto  se debe, a la gran calidad y fama que la preceden, aunque en la actualidad, aun siendo costosas, han mermado su calidad. El paso de la producción manual a la mecanización del proceso, no ha hecho sino delimitar esa calidad de la que siempre han hecho gala estas alfombras en particular.

Elegir alfombra para vestir la casa

Al margen de la historia, las alfombras, se consideran aislantes y ayudan tanto a reducir el ruido como a brindar calidez y comodidad a los pies descalzos. Algo a lo que ya hemos hecho alusión. Además, son fáciles de limpiar y permiten dar color y aportar estilo a cualquier estancia de la casa.

Las alfombras de gran tamaño, son las adecuadas para vestir el suelo de las salas más grandes de la vivienda como salones o comedores. Las alfombras más alargadas, ideales para los pasillos, son igualmente adecuadas para colocarlas en escaleras e incluso puertas.

En el caso de otro tipo de alfombras como las de área, son adecuadas para transformar cualquier habitación, sea con una alfombra hecha a mano, a máquina o de las denominadas peludas. Este tipo de alfombras, confieren un punto focal en lo referente al diseño de la habitación en cuestión.

Las alfombras no solo añaden apariencia a la estancia, ayudan a crear un ambiente, aportando color, forma y textura. Suelen fabricarse en diferentes tamaños y formas, aunque la más habitual es la rectangular. Protegen el suelo, retienen el calor o aíslan del mismo.

Para las personas que quieren contar con un poco de historia en su hogar, las alfombras persas, tejidas a mano, con diseños curvilíneos y tejidas mediante nudos, son las ideales para vestir suelos e, incluso, paredes.

Otro tipo de alfombras son las Shaggy, tradicionales, clásicas, contemporáneas, de transición y modernas. Fabricadas a mano con lana de pelo largo, aportan elegancia, comodidad y durabilidad.

En cuanto a las alfombras de lana, colocadas bajo las mesas de comedor, entradas, o zonas de tránsito, ayudan a mantener en buen estado los suelos de la vivienda.

A la hora de elegir alfombra, el mercado ofrece un sinfín de opciones: lana, seda, poliéster, acrílico, hechas a mano… Siendo las alfombras de lana las que se consideran mas lujosas y de mayor calidad. Adquirir una alfombra de lana es la mejor opción para las zonas de mucho tránsito, puesto que sus fibras y colores, permanecen intactas con el paso del tiempo.

Es fundamental el presupuesto disponible, ya que, dentro de la variedad, a mayor calidad, mayor coste. Saber que necesidades debe cubrir la alfombra, proporciona una idea de la calidad que buscas y el precio que puedes o quieres pagar por ella.

Más que relevante es el tamaño. En función del lugar donde quieres ubicar la alfombra, debes tomar las medidas exactas para saber la alfombra que vas a colocar. En algunas ocasiones, se ubican debajo de muebles, en otras solo se colocan sobre el suelo en alguna zona concreta, como el pasillo o la entrada.

Existen alfombras de diversas formas, tamaños y materiales. La forma es otro factor fundamental a tener en cuenta. Siendo las cuadradas, redondas, rectangulares y ovaladas las más comunes. Por norma general, una alfombra rectangular es más fácil de colocar en cualquier tipo de estancia, se adaptan a todos los tamaños y lugares. Aunque si vas a colocarla bajo una mesa redonda, la mejor opción puede ser comprar una alfombra redonda que abrace a la propia mesa.

Lo que hay que tener claro es que una alfombra representa la personalidad y el estilo propio de la vivienda que a su vez, representa la del comprador o compradora. En función de la decoración, la ubicación, el presupuesto y lo que se pretenda con la alfombra, es más sencillo elegir la adecuada y que la inversión sea la correcta.

Si se trata de hacerse con una alfombra infantil o juvenil, la oferta es por igual tan extensa como variada. En este tipo de alfombras, la creatividad esta a la orden del día. Ofrecen diversión y bienestar, puesto que muchas de ellas, son autenticas zonas de juego infantil. Diseños divertidos, colores vivos y revestimientos suaves, dentro de un sinfín de formas: redondas, de estrella, tipo puzle… Se trata de un estímulo e inspiración constante para los más pequeños de la casa que gozaran de un juego en el suelo, protegidos por la calidez de la alfombra.

A muchos les preocupara el tema de la limpieza, pues existe la creencia de que debe ser difícil y delicado. Al contrario, la mayoría de los materiales con los que se fabrican, son de fácil limpieza, no requieren de especificaciones concretas y soportan bien aspiradoras, cepillos y productos de limpieza, sin afectar a su calidad. Las más delicadas, pueden ser limpiadas por profesionales que las dejarán siempre, como nuevas.

Poner alfombras sobre el suelo es algo que no pasa de moda y siempre, invita a sentirse como en casa.

 

 

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