¿Aprendizaje tradicional o con nuevas tecnologías?

De un tiempo a esta parte, el desarrollo tecnológico ha llegado a unas cotas en las que leer un libro en papel ha quedado totalmente desfasado. La magia de pasar páginas y de aspirar el perfume de los libros tradicionales parece cosa de tiempos pretéritos y es por eso por lo que mucha gente se ha pasado a los modernos e-books, cuyo avance es total y absolutamente imparable.

Un avance que algunos defienden por su economicidad, su utilidad y su comodidad. No obstante, debemos tener cuidado. No todo se puede leer a través de un libro electrónico, por lo tanto hay que dejar espacio en nuestras vidas para el papel, cuya importancia está fuera de toda duda aunque su volumen de ventas haya descendido en los últimos tiempos.

Personalmente pienso que todo lo que tenga que ver con el aprendizaje de los niños y de los adolescentes tiene que estar escrito sobre un papel. Creo que, una vez que han adquirido esos conocimientos que solo los libros tradicionales pueden otorgar, ya sí se puede hacer un uso de la tecnología con un carácter periódico. Hay que cubriendo etapa por etapa. La experiencia personal de mi hijo así me lo ha hecho saber.

Mi hijo ha tenido problemas para superar el primer nivel de la Educación Secundaria Obligatoria. La verdad es que gran parte de la culpa es suya y de las distracciones que padece en cuanto, en clase, le colocan delante de un ordenador. Hoy en día este tipo de aparatos han sustituido en muchas ocasiones a los libros de texto y eso tiene unas consecuencias que muy pocos saben paliar.

Los resultados en materias como Lengua y Literatura, Ciencias Sociales, Geografía e Historia o Tecnología habían sido bastante deficientes. Las tres le habían quedado para la recuperación del mes de septiembre y, en un alarde de sinceridad, el chaval me había comentado que andaba bastante perdido y que no sabía cómo afrontar el estudio de dichas asignaturas.

Este fue el motivo por el cual me reuní con los profesores de las tres materias. Teníamos que encontrar una solución a tal efecto y, para satisfacción de mis intereses, uno de ellos dio con la solución efectiva. Al parecer, existía una editorial, Ediciones Aljibe, que proporcionaba unos libros de texto muy completos y aptos para el nivel de primero de la ESO. Me proponía hacerme con los correspondientes a las tres asignaturas para superar los exámenes y que mi hijo aprobara así el curso.

Un punto de inflexión

Me puse en contacto de manera inmediata con Ediciones Aljibe y pronto descubrí que aquella era la forma de acabar con el fracaso escolar que se había instalado en los resultados académicos de mi hijo. Los libros de texto eran bastante completos, tenían un buen precio y, por ende, resultaban ideales para empaparse de sus contenidos durante el verano y sacar adelante el curso.

Los profesores convinieron que el nivel de aquellos libros y sus contenidos eran exactamente los que entraban dentro de la guía docente de sus respectivas asignaturas y que las actividades que se proponían eran de una dificultad adecuada para que el chaval encarara los exámenes con garantías de éxito. Mi hijo y yo decidimos dar el primer paso para lograr el aprobado comprando aquellos libros.

Sin embargo, lo más difícil estaba por llegar. Noté que, con aquellos libros de texto, el interés y las ganas que ponía el muchacho en aprender y hacer ejercicios eran mejores. Me comentaba que iba enterándose paulatinamente de todos los temas a estudiar y que se sentía motivado. No estaba castigado, así que también tenía sus momentos para descansar y salir con los amigos, cosa que le hacía mucho bien.

Las cosas salieron a la perfección. En el mes de septiembre mi hijo consiguió aprobar las tres asignaturas y por tanto pasó de curso. Los tres libros que habíamos adquirido terminaron siendo fundamentales en este cometido, un cometido que ha significado un punto de inflexión en el expediente académico del muchacho, que poco a poco va tornándose más y más brillante.

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